lunes, 24 de marzo de 2008

Sí - Rudyard Kipling

Hace muchos años (No tantos en realidad), entre las páginas fotocopiadas de los apuntes de econometría, la profesora nos metió este poema. Es de Kipling y se llama Sí. Apenas recuerdo algo más que los conceptos generales de la asignatura, pero podría recitar el poema hasta seminconsciente. Durante esos años de estudios fue una motivación el querer llegar a ser el hombre de Kipling, me ayudó a no dejarlo todo a un lado e incluso me consoló en los malos momentos, después me ha acompañado en muchos momentos, y hoy, que estoy cambiando, que no se muy bien quién soy ni qué quiero, he decidido compartirlo en el blog. Gracias a Dios (Y a María José, mi profesora de econometría) sí se quien quiero ser.

Pido perdón por no escribir frecuentemente, pero no tengo mucho tiempo libre...

Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor
todos la pierden y te echan la culpa;
si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti,
pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;
si puedes esperar y no cansarte de la espera,
o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras,
o siendo odiado no dar cabida al odio,
y no obstante no parecer demasiado bueno, ni hablar con demasiada sabiduría...

Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen;
si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
si puedes encontrarte con el Triunfo y el Fracaso
y tratar a estos dos impostores de la misma manera;
si puedes soportar el escuchar la verdad que has dicho:
tergiversada por bribones para hacer una trampa para los necios,
o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida
y agacharte y reconstruirlas con las herramientas destrozadas...

Si puedes hacer un hato con todos tus triunfos
y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta,
y perder, y comenzar de nuevo por el principio
y no dejar escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;
y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos
a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido su fuerza,
excepto La Voluntad que les dice "¡Continuad!" ;.

Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud
o caminar entre Reyes y no cambiar tu manera de ser;
si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte,
si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;
si puedes emplear el inexorable minuto
recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más, serás un hombre, hijo mío.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Precioso...

Y gracias por volver a escribir!!