lunes, 30 de junio de 2008

Obsesiones

Caravaggio vivió obsesionado con que moriría con la cabeza cortada, de hecho, en varios de sus cuadros como: “La muerte de San Juan Bautista” o “David derrotando a Goliath”, las cabezas decapitadas son autorretratos.

La muerte de San Juan Bautista. Caravaggio

Pensando sobre este hecho, he reflexionado sobre esas cosas que nos condicionan nuestra vida, que nos hacen avanzar en una dirección y no en otra. He pensado en la Beatriz de Dante Alighieri, me he planteado hasta qué punto le inspiró y hasta qué punto le destruyó. En la obsesión de Picasso por hacerse y saberse inmortal a través de su obra.

Otro gran obseso de la historia fue Hitchcock, con esa extraña fijación y relación amor-odio con sus actrices rubias, en concreto con Tippy Hedren a la que acosaba y perseguía hasta el punto de contratar un detective privado para conocer todos sus pasos.
Dentro de la moda, también tenemos grandes obsesos, de entre ellos me quedo con Coco Channel. Gran revolucionaria del mundo de la moda y obsesionada con ocultar su pasado de huérfana humilde. Otra de sus obsesiones era cubrir las corvas de las mujeres, parte del cuerpo que ella consideraba horrenda (Muchos no perdonan a sus sucesores la creación de minifaldas en las colecciones más modernas).


Gabrielle "Coco Channel" fotocrafiada por Horst

Anterior a ella estuvo Paul Poiret, obsesionado con la opulencia y lo exótico. Se empeñó tanto en su manera de vivir, que aún cuando cayó en la ruina y los pocos amigos que le quedaban le deban dinero para sobrevivir, éste se lo gastaba en fiestas.

Si pensamos en las obsesiones actuales, podríamos hablar de una común y generalizada: la obsesión por las Cyberbellezas. Esas mujeres andróginas con cuerpos perfectos y retocados (a base de bisturí y ratón) para alcanzar la ultraperfección. Bellezas sobrenaturales, imposibles de alcanzar, que son reflejo de esta sociedad de culto al cuerpo. Hoy en día, absolutamente ninguna foto sale en una revista o un cartel sin retocar. Absolutamente ninguna. Muchos culpan a la publicidad de haber creado ese canon, otros muchos a la moda. Algún día dedicaré un post entero a cómo creo que ha aparecido ese canon, pero hoy toca hablar de obsesiones.



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Para terminar, no podría cerrar este post sin confesarme. Yo tengo mis pequeñas obsesiones. Obsesión con vivir aprendiendo cada día, con sacarle partido a las oportunidades que salen de forma espontánea en mi vida. Por un lado me empuja y por otro me angustia… Podría haber sido una virtud si esta forma de entender el mundo hubiese estado presente en mí en su justa medida. Pero yo no soy persona de términos medios. Me recuerdo a Kubrik (desde mi modestia existencia, sin su toque de genialidad, of course) y su obsesión por la perfección, que le llevó a ser amado por todo el que disfrutaba de su trabajo y odiado por todo el que le padecía en el trabajo.

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